Apuntes desde La Esquina, 28 de agosto, 2022

¡Hola amigos y amigas de ¨La Esquina¨!

¡Espero se encuentren bien de salud, y los que permanecen enfermos, estén mejorando y en plan de recuperación total!

Han pasado semanas desde que estuve con ustedes y para no perder la costumbre, les comparto estas opiniones que espero contribuyan a producir una discusión más amplia y una comprensión más objetiva acerca de la situación política en Panamá, y sobre eventos que podrían producirse, no importa cuán improbables luzcan para algunos: no pronostico, ni vaticino, ni afirmo, ni aseguro que los escenarios de pesadilla que aquí presento, vayan a ocurrir. Solo ofrezco ejemplos de como nuestra complicada situación politiquera puede enredarse más.

Saúl Méndez ¿presidente?

Una afirmación escuchada con frecuencia en las discusiones políticas panameñas, y que considero equivocada, es que nuestros "comunistas" criollos (yo los denomino “ ambidextros”) no podrán nunca llegar al Poder Ejecutivo, porque no tienen un partido político constituido. La corrupta realidad de nuestro país hace de ese supuesto un requisito innecesario, hecho que me parece, continúa siendo ignorado.

Por ejemplo, Ricardo Martinelli podría designar a Saúl Méndez como su candidato a vicepresidente para el 2024. Bajo este supuesto, los ¨comunistas¨ locales no necesitarían un partido político para alcanzar el Poder Ejecutivo, algo considerado impensable antes de la presente descomposición civil, acelerada por el clientelismo y la corrupción política e institucional que definen a nuestra esquema de administración pública.

Esta alianza, por descabellada que luzca, podría ser explicada por ellos como algo positivo, una "unión del capitalismo y el socialismo a favor del pueblo y de sus intereses". La presente situación de urgencia en que se encuentra el expresidente le exige considerar medidas desesperadas, desde obtener un fuero electoral que lo proteja de la marejada legal bilingüe que se le viene encima, hasta la absoluta necesidad de asegurarse de que su imposibilidad de salir del país, para evitar ser arrestado por corrupción, no le acarreará a él y a su familia una vida en Panamá de constantes sobresaltos legales, pérdidas económicas y reducción de influencias sociales y políticas, independientemente de quien gane la elección del 2024.

Si para lograr esas metas Martinelli necesita aliarse con Saúl Méndez y su grupo creo que lo haría sin pestañear, si con eso compensa el posible abandono de la partidocracia y de sus otrora aliados económicos por sus problemas con la justicia y el fisco. Martinelli debe saber que, a raíz de la sentencia de prisión a sus dos hijos, de hecho ya tiene al país por cárcel y para contrarrestar la negatividad de su imagen necesita un cambio de narrativa. Saúl Méndez puede crearla, denunciando las pruebas y evidencias de corrupción en su contra que provienen del Norte, descalificándolas y describiéndolas como "una despiadada persecución desatada por el imperialismo yanqui, para impedir que un patriota y empresario panameño llegue al poder y ayude a los pobres de su tierra".

Méndez se podría encargar de crear simpatía hacia Martinelli, ungiéndolo con el óleo del martirio nacionalista y catalogando como "fake news" los reportes de su alegada corrupción.

Aunque la izquierda criolla ofrezca las mismas obsoletas propuestas y los mismos estentóreos y desacreditados discursos de barricada del ‘60, su retórica podría orientar el proyecto clientelista de Martinelli, imprimiendo a su demagogia populista un tono de seriedad dogmática.

El escenario de políticos inescrupulosos aliándose con ideologías antagónicas para utilizarse mutuamente y satisfacer sus oportunismos no es nuevo, recordemos el pacto Daniel Ortega/Arnoldo Alemán en Nicaragua en 1998 y el pacto Hitler/Stalin en 1939.

La izquierda justificaría un posible acuerdo Martinelli/Méndez (M & M) así: "las condiciones objetivas están dadas en Panamá desde hace tiempo, lo que ha estado políticamente ausente es el contenido ideológico con el cual articular y dirigir el descontento de la masa. Para producir el cambio que buscamos es necesario aprovechar la coyuntura, aunque esta exija alianzas temporales con elementos que detestamos".

Un "martinellista" u otro miembro dentro del segmento lumpen de la población votante justificaría ese posible acuerdo de manera más simple: "El man roba, pero es empresario y hace; el otro, viene de abajo y se parece a mí". ¡Rompe saragüey!

Otros escenarios de pesadilla: Ricardo Martinelli designa a Zulay Rodríguez como su vicepresidenta, o Zulay Rodríguez, como candidata independiente, designa a Ricardo Martinelli como su vicepresidente

De ambas posibilidades, la primera me sorprendería menos, aunque la segunda me parece más interesante, por lo aparentemente imposible.

Para Martinelli, patrocinar a Zulay resultaría una excelente inversión. Su partido "Realizando Metas" podría proporcionar las firmas que ella requiere para lograr una "postulación independiente", Martinelli podría adelantarle el dinero necesario para crear una infraestructura y logística electoral que la ayudaría a correr, ella como presidente y él supuestamente como su segundón, para que su intento de regreso al poder no luzca tan preocupante y así despierte menor oposición.

Ocupar una posición subordinada en la nómina no disminuiría el fervor de los adeptos a Martinelli: saben que el orden de los factores no altera el producto y votarían igualmente por esa nómina. La ficción podría resultar también aceptable para el PRD, que podría decidir gustosamente apoyar a Zulay ("familia es familia") más aún, cuando constaten que el carrizo que tienen es muy corto y no les permitirá seguir chupándole el agua al coco después del 2024.

Aunque los comentarios que he planteado sean ficción, las figuras de Martinelli, Zulay y Saúl poseen en estos momentos un protagonismo político, familiaridad, simpatía y reconocimiento a nivel de calle que no es remotamente igualado por otras posibles candidaturas para la elección del 2024. Esa realidad hace escalofriantemente plausibles las opiniones vertidas en este escrito.

La desesperación y venalidad de políticos vengativos, ambiciosos, inescrupulosos, corruptos y/o acorralados es impredecible y muy peligrosa, especialmente cuando su sobrevivencia está en juego. La situación electoral en Panamá es más peligrosa de lo que muchos consideran. Por eso, todo es posible de esperar hacia el 2024, incluso estos escenarios de pesadilla que acabo de tener el horror de presentarles.

Triunfa el "status quo": protestas públicas, la mesa única y el clientelismo, "¿qué hay pa' mi?"

Los recientes disturbios sociales en Panamá empezaron por un supuesto motivo, terminaron incluyendo otros argumentos y luego de mucha manipulación, han demostrado varias cosas.
El gobierno demostró poca habilidad de maniobra y se vio incluso saboteado desde adentro, lo que permitió que el asunto adquiriese una dimensión y efecto superior a lo inicialmente planteado, ayudado por la manipulación de oportunistas que administraron para su beneficio la situación y el descontento popular.

Como resultado, el país sufrió la pérdida de cientos de millones de dólares y hubo ciudadanos física y económicamente lastimados, perjuicios estos que pudieron y debieron haber sido previstos y evitados.

Los grupos organizados en las llamadas "mesas" buscan mejorar el factor económico de sus intereses, sin considerar alterar el esquema corrupto administrativo, el clientelismo político, ni reformar la actual estructura inoperante de gobierno. La discusión se limitó al usual, "¿cuánto hay pa’ mi/nosotros?", tanto así que el importante asunto de la reforma a la Caja del Seguro Social fue ubicado por ellos en el sexto punto para la discusión (ya ha sido abandonado). El séptimo y último tema, la corrupción, es casi seguro que también será planchado en "la mesa", luego del requerido teatro de un supuesto debate, todo para guardar las apariencias.

Saúl Méndez, SUNTRACS y FRENADESO resultaron favorecidos por la cobertura mediática de las negociaciones y recibieron el tipo de publicidad favorable y oportunidad de protagonismo oficial al que usualmente no tienen acceso, ni están acostumbrados.

Uno de los puntos no contemplados en la discusión que realiza el gobierno con la "Mesa Única" es el explicar el por qué aún existe necesidad de un subsidio eléctrico, algo que empezó en el 2004 como una medida "temporal" bajo el gobierno panameñista de Mireya Moscoso, aplicada a consecuencia del aumento del precio mundial del petróleo. La "Mesa Única'' ni siquiera plantea examinar la razón por la cual esa asistencia aún resulta necesaria 28 años después de su introducción. El gobierno tampoco parece interesado en procurar una explicación racional del por qué persisten los altos precios de la electricidad en Panamá, país que la produce no sólo para sí, también para exportarla a países de Centro y de Sur América y de cómo podemos solucionar esa anomalía.

Dificulto que vaya a resolverse nada a largo plazo con la supuesta "discusión" del costo de la electricidad: el "status quo" no puede verse amenazado y en eso están todos de acuerdo, tanto los "ambidextros" del FRENADESO y SUNTRACS, como los poderes económicos "neoliberales", que ellos dicen despreciar, hasta que les pasan algo por arriba o por debajo de la "mesa".

En estas reuniones "mesánicas" no se buscan soluciones, ni curas: se buscan aumentos de "salves" y el procurar mantener la enfermedad del subsidio y la dependencia estatal como algo crónico, un arreglo entre la corrupción privada, la gubernamental y la de su clientela política, no importa cuán falsamente se pretenda interpretar la existencia y acción de estos "mecanismos de consulta" como un logro popular, avalado por la presencia de la propia y santísima Iglesia Católica. El subsidio garantiza votos y clientes políticos, permite rebuscas al sector privado y estabilidad al partido en el gobierno. El pueblo, embriagado por el opio del inmediatismo, no comprende lo que está perdiendo y dejando de ganar, solo procura que la limosna le siga llegando y una vez se asegure esto, todo el mundo regresa a la normalidad de su callejón sin salida.

Al final de este trágico sainete, el país continuará como una oveja ingenuamente trotando hacia el matadero, la deuda seguirá empujándonos hacia el precipicio fiscal, los "¿qué hay pa' mi?" recibirán un hueso con un poquito más de pellejo que roer, y los que se benefician exorbitantemente de nuestros recursos dejarán solo por un momento de recibir igual ingreso directo (imagino que deducirán la rebaja en sus ganancias como una merma lesiva, cuando hagan su declaración fiscal de renta y solicitarán un crédito que borre la supuesta pérdida). La iglesia se replegará nuevamente al pasado en que reside, satisfecha de al menos haber ayudado a evitar muertes. Como quiera que se sume y se reste, esta "mesa" ha sido una farsa mayúscula, algo que pocos en Panamá parecen tener interés en exponer.

Gracias por leer estas opiniones y comentarios, espero que sigan con salud, a los enfermos mis deseos de que estén mejorando hasta su total recuperación, y a todos mucha salud, y oportunidades!
Esperamos sus comentarios.

 

Rubén Blades
28 de agosto, 2022

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