20 de diciembre

Hoy se cumple otro aniversario de la invasión norteamericana a Panamá en 1989, cuando su ejercito retiro por la fuerza al dictador que Estados Unidos ayudó a crear y que apoyó mientras así convino a sus intereses geopolíticos en el área.

Ese episodio trágico es el evento que más vidas panameñas ha cobrado, en toda la historia nacional, por causa de una agresión extranjera. Ni las gestas de independencia, ni la guerra de Coto, ni el 9 de enero, todas juntas, causaron tantas muertes de panameños, muchos de ellos indefensos y desarmados. Y sin embargo aun el hecho continua sin ser debidamente estudiado, analizado y resuelto. Ni siquiera existe certidumbre de cuántos compatriotas murieron.

Resulta inconcebible que luego de 32 años, aun exista vergüenza y reticencia por discutir públicamente ese episodio, quizás el acontecimiento más bochornoso, distorsionado y a la vez heroico, que jamás se haya experimentado en nuestro país, por sus características particulares.

Mientras no hagamos una revisión seria de este asunto, continuarán frescas las heridas y la angustia de lo que no se ha resuelto, escondidas bajo la aparente costra de nuestra indiferencia cívica. El dolor y la deuda histórica están allí.

A la Patria, a los familiares y seres queridos de los muertos y los desaparecidos por esa invasión, enviamos nuestro sentido y siempre existente pesar.

Y a los que siguen insistiendo en que fue una "justa causa", que por lo menos demuestren respeto y solidaridad por las vidas inocentes que fueron masacradas y exijan claridad por las consecuencias de esa unilateral, e ilegal acción.

Rubén Blades
20 de diciembre, 2021.

 

20 DE DICIEMBRE (letra de la canción)

Chorrillo ardió, como Berlín. Un fuego intenso,
que prendió hasta el zinc. Santa Claus trajo en Navidad
bombas para Avenida A. Por estar cerca del cuartel,
se quema el barrio y sus discos de Ismael.
Entre la sombra, un general rinde el machete, sin pelear.
Ahora y siempre, recordemos.
Ahora y siempre, compañeros.
La confusión era infernal. Llovían bengalas, lanzadas
desde el mar. ¿Cuántos murieron? No lo sé.
Niño Jesús, dígalo usted.
De eso se prefiere no hablar un trauma nacional aún sin sanar.
Nunca se podrá resolver sin que enfrentemos al ayer.
Ahora y siempre, recordemos.
Ahora y siempre, compañeros.

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