Diario de la Peste, 26 marzo 2020.

¡Hola amigas y amigos!
Mundialmente hay 500,000 reportados como afectados por COVID-19. En el 2017 el censo indica que la Tierra tiene siete billones, quinientos treinta millones de personas.
No estoy minimizando la importancia y seriedad de lo que nos ocurre. Solo deseo brindar perspectiva porque informarse es desesperarse. Todos los reportes son apocalípticos, todo es oscuro, un desastre, cataclismo total. Hasta los diarios como el ¨New York Times¨ que se jactan de serios y objetivos, sucumben a la tentación del escándalo que ofrece este tipo de crisis para atraer lectores.
Pocas notas encuentro en los medios que expresen esperanza, presenten algo positivo, o que anime a la gente. No ayuda en nada que Estados Unidos se encuentra en medio de un proceso electoral y que los medios actúan como voceros para su respectiva tribu. El sesgo político de la información, aunque traten de minimizarlo, es evidente y me decepciona. De lo positivo que esta ocurriendo en China, donde parece que están en proceso de recuperación, muy poco se informa. Casi toda la atención va dirigida a describir la angustia de Italia y el "desplome" de su sistema de salud, y pronósticos de que igual o peor puede ocurrir en New York. Hoy el énfasis es en lo del hospital en Queens, donde falleció un número plural de personas. Prefiero leer resúmenes, lo más importante, pero no los artículos de los que andan pescando Pulitzers en el Mar del Covid-19, esos no los leo. La situación es seria, pero hay más información y recursos para enfrentarla que hace una semana y eso no se considera, ni se comunica al ciudadano.
Al final de la tarde, voy con mi crucigrama al sofá, la gata "Lili" se me trepa a las piernas y mientras ella duerme, procuro terminarlo.

Lo mejor:
Acabo de hablar con mi padre, que esta en Panamá, y con mi hermano Roy. Tiene gente que lo cuida día a día, y eso me tranquiliza mucho. Además, Panamá parece estar más en control que en New York, aunque he leído que algunos siguen actuando de manera irresponsable y desobedeciendo las normas del toque de queda impuesto de manera inteligente por el gobierno nacional.
Acá, en la parte de atrás de la casa el árbol que plantamos hace nueve años está empezando nuevamente a mostrar sus flores y hojas luego de la temporada de invierno.
Me alegra mucho el verlo diariamente, como se va renovando con nueva vida. Hoy el día estará soleado y eso es bueno para nuestra moral. Nada peor que días nublados o lluviosos en medio de una situación como esta.
Esta mañana me correspondió limpiar con la aspiradora, mientras Luba se encargaba de otras áreas de la casa.
En la noche voy a cocinar unas chuletas de las que compre la ultima vez que fui al super, hace ya una semana, (las congele junto con otra carne y vegetales).
Luba preparará su usual ensalada y va a a hacernos maíz, (corn on the cob).
Estoy mirando el ultimo ¨Mafa¨ que me queda, uno de ¨Delicias Betty¨, pero no me lo comeré todavía. Creo que lo voy a guardar para celebrar cuando se estabilicen las cosas por estos lares. En vez de una champagna ¨¡Mafa panameño!¨ Esa vaina no la encuentras en Manhattan. A lo mejor en Brooklyn.
A todos mis paisanos que viven en New York les envío mis mejores deseos de que estén bien. Tengan paciencia, obedezcan las indicaciones, ¡ayúdense los unos a los otros!
Hoy fui al correo, para enviar pagos y cartas nuestras y a recoger envíos. Todavía vi gente en grupos fiesteando. Otros que no respetan la fila, que se cuelan, que no es solidaria. Sin portar mascarilla, ni guantes, como si nada estuviese pasando. Algunos son claramente de más de sesenta y están en el grupo de peligro, pero imagino que se creen invencibles porque son ¨¡machos!¨ Vi a uno de estos idiotas montando bicicleta, sin protección alguna, con su esposa detrás, ella si con mascarilla. ¡Qué estúpidamente actuamos los humanos!
No he regresado al supermercado todavía, pero en algún momento tendré que hacerlo. Aunque son sitios de potencial contagio, hay que obtener pertrechos. Iré súper cubierto.
Voy a aprovechar esta crisis para perder un poco de peso. A ver si me ubico en las 180 libras otra vez. Ahora mismo estoy en 188, ya he bajado 6 de las 194 en que andaba, un peso demasiado alto para mí. Cuando salí del servicio público pesaba 179, llegue a pesar casi 200 libras, comiendo mal y sin ejercitarme. Corriendo y tirando canastas en el perímetro de una cancha perdí más de 20 libras.
Esta noche dos películas veremos ¨Point Blank¨, con Lee Marvin, y cartones de Disney. Ayer fue solo Walt Disney, para escapar de las presiones un poco.
Hay que tener mucha paciencia, especialmente cuando estamos dos personas adultas encerradas en una casa. ¡Mucha paciencia!
Cuando yo era chiquillo recuerdo las peleas familiares que se formaban jugando Monopolio en casa. Pero esta circunstancia de estar 24 horas siete días encerrados jode más aun los nervios. Por ejemplo, nadie sabe la dimensión del amor y del odio hasta que viaja en un bus lleno de músicos, por tres semanas.
Sentido del humor es vital. Sin eso no hay manera de vivir bien. Y el encierro es más mental que otra cosa. Esta semana retomo mi francés, a ver si me regresa. Continuaré escribiendo mi libro para Random House. Sigo con lo de las canciones, la de Panamá y el Nuevo álbum con Roberto Delgado el Big Band.
Lo mejor es que ya en NYC se acerca la primavera y con ella el verano. Debemos alegrar las perspectivas, eso es importante también. Hay que atender al espíritu, no solo al cuerpo.
Espero estén bien, cuídense, tengan paciencia, ayúdense los unos a los otros, hagan caso a las instrucciones de las autoridades. Recuerden que hay casos que no presentan sintomas pero contagian. Por favor, lávense las manos, obedezcan las instrucciones de salud.

 

Rubén Blades
New York, 26 de Marzo, 2020

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